martes, 1 de diciembre de 2009

Las Misiones de Guayana

http://www.analitica.com/archivo/art1998.08/contenido/habitat/habitat.htm


Durante los siglos XVII y XVIII, las Ordenes religiosas de los Dominicos, Franciscanos, Jesuitas y Capuchinos, fundaron alrededor de 320 pueblos en el territorio que hoy es Venezuela. Muchos de ellos no tuvieron suerte y desaparecieron; otros fueron destruidos durante la guerra de emancipación y hoy, a pesar de ser sólo nombres perdidos en documentos, planos y libros, recuerdan esfuerzos, tesón, sacrificio y abnegación. Otros pueblos encontraron la vía del crecimiento, bienestar y desarrollo, para convertirse en grandes centros urbanos y prósperos centros agropecuarios. De las cuatro Ordenes religiosas que operaron en Venezuela, seguramente fue la de los Capuchinos la que llevó a cabo el mayor número de fundaciones.

Los Capuchinos tuvieron en Venezuela cuatro grandes áreas misionales que ocuparon una amplia extensión territorial. La primera fue la de Cumaná, a cargo de religiosos de la provincia de Aragón, que inició sus actividades en 1657. La segunda misión fue la de los llanos de Caracas, fundada en 1658, a cargo de religiosos andaluces. La tercera fue la de Trinidad y Guayana, que tuvo sus comienzos en 1678. Las actividades evangelizadoras comenzaron primero en la isla de Trinidad, y luego, a partir de 1682, en Guayana. La misión de Guayana, llamada también del Caroní, estuvo siempre atendida por los Capuchinos catalanes. La cuarta misión, a cargo de religiosos valencianos, fue la de Maracaibo y su establecimiento, tuvo principio en 1693; el territorio controlado por esta misión, llegaba hasta el río Magdalena en Colombia.

Debido al tema preciso de este articulo, nuestra atenci6n se concentra en las misiones de Guayana y, más concretamente, al templo
del pueblo de la Purísima Concepción del Caroní, primer pueblo misional fundado por los Capuchinos en 1724.

En fecha 24 de junio de 1722, se libró la cédula que autorizó el envió de seis misioneros a Guayana y, en el Capítulo celebrado en la isla de Trinidad en el mes de diciembre de 1723, los Padres Tomás de Santa Eugenia y Benito de Moya, fueron encargados de explorar el territorio guayanes a fin de seleccionar sitios que permitiesen la fundación de centros misionales. El primer luger escogido por los misioneros fue el de Suay, ubicado a tres leguas de Santo Tome de Guayana. Para esa fecha, 1724, la ciudad de Santo Tome de Guayana se encontraba en el sitio donde hoy aún permanecen los castillos sobre el río Orinoco. En Suay, por lo tanto, se efectuó la primera fundación misional, hecho que ocurrió el 5 de mayo de 1724, bajo la advocación de la Purísima Concepción. En el sitio de Suay sólo estuvo 41 años puesto que en 1765 el pueblo fue trasladado a la margen izquierda del río Caroní, donde se encuentran las ruinas del templo. La mudanza fue consecuencia del traslado de la ciudad de Santo Tome al sitio de la Angostura del río Orinoco, ocurrido el año anterior. Ese hecho dejó desamparado al pueblo de Suay que, con anterioridad, había sido saqueado por los franceses, ingleses y holandeses en sus correrías por el Orinoco.

A los cinco años del traslado del pueblo del sitio de Suay al del Caroní, fue nombrado Procurador de las misiones, en 1770, el P. Félix de Tarraga, autor del templo de la Purisima Concepción que, aunque sin techo, ha llegado hasta nuestros días. En una correspondencia fechada en 26 de enero de 1793 y en la cual pedía su retiro, el P. Félix de Tarraga dice: " . . . quedé con el
cargo de Procurador de las misiones y el cuidado del pueblo de Caroní, en el que estuve 14 años, hice todo el pueblo nuevo, cubriendo las casas de teja, de donde se ha seguido que al presente en muchos de los pueblos ya estan fabricando teja y cubriendo sus casas con ella, cuando antes se cubrían sólo con palmas o paja y todos los años se experimentában incendios en los pueblos...".

Después de ocupar el cargo de Procurador desde 1770 hasta 1784 en el pueblo de La Purisima Concepción del Caroní, en 1788 el P. Tarraga está al frente de la misión de San José de Cupapuy, ubicada a dos leguas de Upata. Siempre como Procurador, pasó una larga temporada en Caracas y, en 1800, regresó a las misiones donde murió el 26 de septiembre de 1807. Tenía 71 años de edad, de los cuales, 42 dedicados a las misiones de Guayana. En 1818, sólo un año y medio después de la muerte de los misioneros capuchinos, sacrificados el 7 de mayo de 1817 en el curso de confusas acciones de guerra, el inglés John Princep visitó todos los pueblos misionales de la Guayana. Al desaparecer los Capuchinos, la destrucción, el abandono y la falta de orden se apoderaron de los 29 pueblos fundados entre 1724 y 1788.

Eso lo observó John Princep, quien al referirse al pueblo de Caroní, apuntó lo siguiente en su diario: "...La iglesia fue reconstruida en ladrillo en 1784 y es una estructura extensa y hermosa. Esta situada unas dos leguas más arriba de San Joaquin, en un terreno elevado y desde allí se tiene una hermosa vista del riot Los edificios conventuales son viejos y mal ordenados, pero, cosa rara, tienen dos pisos; pues siendo la residencia del Prefecto y de sus oficiales subordinados, hacian falta más amplias comodidades que en otras misiones. No había ni cinco indios. Los residentes criollos ocupaban sólo un apartamento en la mansión..." Nada sabemos de esa "mansión" de dos pisos, del convento y de las demás casas cubiertas de tejas. Dos años antes de la visita de Princep, el pueblo tenía mil habitantes; en 1818, sólo cinco indios y un pequeño grupo de criollos. Vale la pena recordar el nombre de los 29 pueblos existentes para el año de 1816 porque la mayoría de ellos, alrededor de unos veinte, se han perdido por completo. Otros nombres, en cambio, como los de Upata, El Palmar, Sabaneta, Guasipati y Tumeremo han tenido continuidad.

A continuación el listado de los pueblos y el año de su fundación:
Misión de la Purísima Concepción de Caroní, 1724.
Misión de Santa María de Yacuario, 1730.
Misión de San José de Cupapuy, 1733.
Misión de N.P.S. Francisco de Altagracia, 1734.
Misión de San Miguel del Palmar, 1734.
Misión de la Divina Pastora de Yaruario, 1737.
Misión de Ntra. Sra. de Monserrat de Miamo, 1748.
Misión de San Fidel del Carapo, 1752.
Misión de Santa Eulalia de Murucurí, 1754.
Misión de San José de Leonisa de Ayma, 1755.
Misión de Ntra. Sra. del Rosario de Guasipati, 1757.
Misión de Santa Ana de Puga, 1760.
Misión de Santa Cruz del Calvario, 1761.
Misión de San Ramón de Caruachi, 1763.
Misión de San Antonio de Huicsatono, 1765.
Misión de la Conversión de San Pablo del Cumamo, 1767.
Misión de Ntra. Sra. de los Dolores de Puedpa, 1769.
Misión de San Felix de Tupuquen, 1770.
Misión de San Pedro de las Bocas, 1770.
Misión de San Buenaventura de Guri, 1771.
Misión de San Miguel de Unata, 1779.
Misión de Santa Clara de Yavarapana, 1779.
Misión de Santa Clara de Arabatayma, 1779.
Misión de Santa Rosa de Lima de Cura, 1782.
Misión de Santa Magdalena de Currucay, 1783.
Misión de San Juan Bautista de Avechica, 1783.
Misión de Nuestra Sra. de Belen de Tumeremo, 1788.
Villa de San Antonio de Upata, 1762.
Villa de San Isidro de Barceloneta,1770.
Suma total 29.

De las iglesias misionales, sólo ha quedado la de La Purisima Concepción del Caroní. Todas las demás han desaparecido. Las ruinas de ese único templo se encuentran al sur de los saltos del Caroní llamados "la llovizna", en terrenos de la Corporación Venezolana de Guayana, que tiene a su cuidado (muy bueno por cierto) toda el área. Cerca de los saltos estaba el "embarcadero" de las misiones. Así nos lo recuerda Princep quien, al llegar a ese lugar, no pudo ocultar su admiración hacia la belleza natural de las cascades. ". . .Abandonamos este lugar para seguir a San Joaquín esta mañana, a unas dos leguas de distancia; el soldado arreaba su yegua cargada delante de él. El camino a través de la sabana en dirección noroeste. Llegamos en una hora y media. Participamos de algo del despacho de tasajo para Angostura. Después de arreglar el envio de nuestro bagaje extra, salimos a caminar para ver la romántica escena de los alrededores. San Joaquín es el embarcadero de estas misiones. Los reverendos padres, ansiosos de mantenerlo todo bien oculto, preferían este punto a otro más cómodo sobre el Orinoco a una legua de aquí.

El embarcadero queda sobre el Caroní, inmediatamente abajo de la catarata del brazo derecho, y en frente del izquierdo. El río aqui es de una media milla de ancho, y fluye majestuosamente hacia el Orinoco. Arriba, esta hermosamente interceptado por innumerables islotes, hasta que a lo largo el canal se divide en tres brazos, que se precipitan en el golfo abajo. Debe ser difícil asegurar la exacta diferencia de nivel entre este y Guri, una distancia de más de veinte leguas, durante todo cuyo trayecto el río está lleno de raudales y saltos; pero la principal catarata debe calcularse tener unos treinta pies de altura, que es auficiente para dar interes y grandiosidad a la escena.

Cuando cruzamos en ferry al empezar el viaje, unas cuatro o cinco millas más arriba, habíamos oido distintamente el ruido; pero en ese período la rapidéz de la corriente habría impedido considerablemente que nos aproximáramos. Nos llamó mucho la atención la belleza del lugar, y sólo lamentamos que no estuviera en posesión de un hombre de mejor gusto e industria que su actual ocupante.

El contraste de la carne hedionda y los cueros podridos con toda esta sublimidad de la naturaleza era una degradante reflexión sobre nuestra especie. A no ser por la rapidéz de la corriente, San Joaquín sería un puerto admirable, pero siendo abrigado, los barcos, por falta de viento, toman a veces dos díes en llegar. Por otra parte, esta bien protegido por una roca que se proyecta, y es un sitio de perfecta seguridad. Salimos y costeamos el río hacia el sur, hacia Caroní. Por falta de camino, es díficil asegurar el número exacto de cataratas. Parece haber tres principales, pero puede decirse que toda la longitud puede considerarse como un solo raudal continuado. Acercandose a Caroní, el canal se expande y la corriente parece ser menos violenta, y es quebrantada por innumerables rocas e islotes, en algunos de los cuales podíamos ver gentes pescando. En Caroní es lo bastante tranquilo para aceptar un ferry, aunque demasiado ancho para que un caballo pueda cruzarlo a nado. . . ".
El arquitecto Graziano Gasparini, Profesor de historia de la arquitectura de la Universidad Central de Venezuela, ofrece la presente descripción de las características arquitectónicas del templo:

"...La planta del templo la forma un gran rectángulo y su espacio interior debió dar la impresión de un gran salón puesto que no tiene ningun elemento que fragmente la unidad especial. En efecto, es el único templo colonial existente en Venezuela que no tiene el arco total entre el presbiterio y la nave. Sólo había, sobre la entrada principal, un coro alto sostenido por un atrevido arco rebajado de 11 metros de luz. Este arco fue tan bien construido que resistió siglo y medio de intemperie.
Las paredes laterales están decoradas a ambos lados por series de medias columnas y arcos de medio punto.

Estos arcos indicaban la entrada a futures capillas laterales que los misioneros iban construyendo después de terminada la construcción principal. Sólo una de estas capillas había sido construida en la pared derecha y en ella se conservan todavía restos de pinturas murales. El altar mayor, en lugar del retablo, tiene una hornacina con frontón circular, que comunicaba con el piso alto de la sacristia. De este mismo piso podían alcanzarse, a través de estrechas puertas, unos balcones colocados a los lados del altar mayor. Es lastima que los detalles de los dos balcones hayan desaparecido, pues esto nos priva de conocer una disposición totalmente distinta de los demás presbiterios de iglesias venezolanas. La techumbre era de dos vertientes, y por la traza que persiste en la pared de fondo del preshiterio, sabemos que tenía una bóveda de cañón de madera colgada de las armaduras a todo lo largo de la nave, arrancando a su vez de las cornisas situadas a ambos lados en las paredes laterales.

La sacristia tenía dos pisos altos, pero lo que más llama la atención es la solución que dieron a la construcción de la torre. Es un caso único de torre en línea con el testero. Fue construida en el ángulo, aprovechando como base para dos de sus cuatro paredes, los muros esquineros de la sacristia. Las otras dos, que completaban el cubo, apoyaban en vigas de madera incrustadas en los muros y sostenidas por un pilar esquinero. Debido al hecho de haberse podrido la madera, expuesta a la intemperie, eves dos muros se desplomaron.
La fachada neoclásica es muy sencilla, no tiene molduras ni cornisas y las vertientes del techo son su único remate. Sobre el gran muro de fondo, completamente liso, se destaca la portada con arco escarzano en el cual continúa la moldura de las jambas. Dos medias columnas con pedestal y frontón triangular encuadran el vano. Encima de la portada, completa la sobria decoración una abertura circular que daba luz al coro y a la nave...".

Un comentario especial, ameritan los trabajos de consolidación y puesta en valor del templo, realizados hace veinte años por el Arq. Graziano Gasparini por encargo de la Corporación Venezolana de Guayana. Veinte años después es cuando se puede comprobar y apreciar la validéz de los criterios aplicados en el recobro del monumento. Una intervención respetuosa y sencilla que, además de eliminar los deterioros que ocasiona la vegetación, facilita la comprensión de los elementos faltantes. El techo que tiene hoy es la bóveda celeste, pero la bóveda de listoncillos de madera que cobijó el espacio, se puede percatar en la curva que sugiere el lugar donde topaba con el muro de fondo del presbiterio. El descubrimiento de algunas baldosas cocidas del piso, permitió respetar los tamaños de las piezas y completar la superficie faltante. Y adelante de la fachada, el gran espacio direccional: ¡atrio, portada y altar! Realmente una invitación a entrar, meditar y recordar la obra imborrable de los abnegados.

Capuchinos de las misiones del Caroní. Una obra digna y un buen ejemplo de respeto al pasado que realmente enaltece a la Corporación Venezolana de Guayana.
Información de la revista Armitano Arte
N.11 Octubre 1986. Pág. 51-64

Como ha de ser posible que se permita esta publicacion en una pagina de EDELCA, Buen, LA corpoelec, CONTIENE DATOS que contradicen la anterior publicacion. Lea usted mismo y compare... Lo peor es que colocan horarios de visitas, los cuales no existe. Ya no se deja pasar a este lugar MONUMENTO HISTORICO NACIONAl...

http://www.edelca.com.ve/comunidad/mision.htm
Misión de la Purísima Concepción del Caroní

Historia

Esta Misión data del año 1686, cuando los Padres Tomás de Lupian, Basilio de Barcelona y Fray Raimundo de Figueroa levantaron una edificación de bahareque con techo de palma, embrión que posteriormente sería el asiento del poder económico de la región.

Casi un siglo después, en 1784, la Purísima Concepción del Caroní se consolidó finalmente como Misión, desde donde los Capuchinos Catalanes manejaban un pujante negocio del cuero, agricultura, artesanías y una rudimentaria industria del acero para satisfacer sus requerimientos en materia de construcción.

En esta época, las fuertes presiones políticas originadas desde la capital de la provincia obligaron a los misioneros a abandonar las viejas prácticas de apropiación de territorios y reducción de indígenas, dedicándose solamente a desarrollar los pueblos fundados para la fecha.

Para el año 1817, una vez finalizada la Guerra de Independencia, las misiones habían desaparecido casi completamente del territorio nacional y los Capuchinos Catalanes abandonaron definitivamente la Purísima Concepción.

Monumento Histórico Nacional

En 1960, las ruinas fueron declaradas Monumento Histórico Nacional. Poco después, en 1967, la Corporación Venezolana de Guayana ordena la ejecución de los trabajos de intervención y consolidación de las ruinas, el cual culmina seis meses después.
Entre los años 1993 a 1995 durante la ejecución del Proyecto Arqueológico Guayana diseñado por EDELCA para el rescate arqueológico en el área donde se formaría el embalse de Macagua, se ubicaron y excavaron los restos de lo que fue el horno cerámico de la Misión, en el cual se produjeron todos los materiales con los que construyó la edificación, lo que permitió el relevo y restitución en planos de dicho horno.

Igualmente fue ubicado, excavado y restituido en planos lo que fue la Forja Catalana, base de la incipiente industria del acero que los Capuchinos Catalanes iniciaron en las riberas del río Caroní.

Posteriormente EDELCA ordenó la realización de una ambiciosa investigación multidisciplinaría, que incluía diseño, historia, tecnología, arqueología y paisajismo, con el objetivo de integrar la Misión de la Purísima Concepción del Caroní al parque Urbano de Ciudad Guayana.

Hoy en día, y en consonancia con su filosofía de producir energía eléctrica limpia y confiable en armonía con el ambiente, EDELCA abre nuevamente las puertas de la Misión de la Purísima Concepción del Caroní, como un aporte más que la Empresa hace al rescate y conservación de nuestras raíces históricas.
Horarios de Visita

Sábados, domingos y días feriados desde las 9:00 a.m. hasta las 5:00 p.m.

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